Niños y niñas, sigo en el Observatorio Cósmico para la Investigación Espacial de mi barrio. Me gusta esto. Estar rodeada de maquetas de átomos, de reproducciones del sistema solar en pleno y fotografías de la constelación Pegaso me hace sentir toda una diva sideral. Hace mucho que no poso en el escaparate de mi tienda, pero es que llega un momento en la vida de toda maniquí en que hay que cambiar de aires...y de la manera más casual e imprevisible: vine a este Observatorio para enterarme de no sé qué historia sobre la fusión del núcleo atómico y en un momento de con-fusión me tomaron por un elemento decorativo desubicado.
El chulazo del guardia jurado que me colocó en la vitrina dedicada al séptimo arte está que cruje: alto, fibrado, morenazo...ay!
Al principio me miraba extrañado, después me empezó a inspeccionar con interés...hasta que una noche en sus labios se dibujó una libidinosa sonrisa y comenzó a quitarse el uniforme...

Esta semana me he colocado en la vitrina del alienígena cabezón y su sempiterno dedo con aspecto de picadura de tábano rociado con tabasco. Nunca he sido fan de este bichejo, pero prefiero posar con E.T. que con la Alien Reina y sus huevos viscosos. Qué miedo!
Esta noche también vendrá el chulazo, a cuidarme y protegerme. A ver si en la próxima imagen quiere posar conmigo...